NOSOTROS, LOS «DE LA GARMILLA»

 

 

«¡Cuántas personas han existido antes, para que nosotros existamos ahora!», decía mi dulce y reflexiva sobrina Monika, contemplando un árbol genealógico muy sencillo que solo se remontaba hasta sus bisabuelos. Por mi parte, yo suelo sentir cierta tristeza al ver tantos nombres de aquellos seres a los que ya, en la mayoría de los casos, ni siquiera podemos poner rostro. ¡Tantas vidas olvidadas! Sin embargo, decir en voz alta sus nombres, encontrar lazos de parentesco, averiguar dónde y cuándo nacieron y vivieron, … es como darles un soplo de vida durante un breve instante. Existieron, luego existen.

 

Creo que a todos mis primos de origen quecedano, tanto los que son carnales, como los primos segundos y terceros (no por ello más lejanos), les gustaría saber de dónde viene ese apellido nuestro tan raro que, dentro de las Merindades, solo se encuentra en el Valle de Valdivielso. Os contaré, de manera resumida, hasta dónde he podido llegar. No es todo lo que desearía averiguar, pero, de momento, es parte del camino.

 

Tanto los que somos bisnietos de Lucas de la Garmilla y Porras, nacido en Quecedo en 1860 y casado en 1886 con Paula Alonso de Huidobro y Landeta, nacida en Población en 1863, como los bisnietos de su hermano Manuel de la Garmilla y Porras, nacido en Quecedo en 1851 y casado con Ana Martina Rodríguez y Mata, somos todos tataranietos de:

 

─ Benito de la Garmilla y de Diego, nacido en Puente Arenas en 1826 y casado en 1848 con Paulina de Porras y de Mata, nacida en Quecedo en 1828. Fueron vecinos de Quecedo. Benito era hijo de:

 

─ Juan de la Garmilla y Sáinz de Robredo, nacido en la Puente Arenas en 1778 y casado en segundas nupcias con Isabel de Diego y de Terán. Vecinos de Puente Arenas. Este era hijo de:

 

─ Juan de la Garmilla y López de Brizuela, nacido en el lugar de La Puente (Puentearenas) en 1751 y casado en 1777 en Valdenoceda con Rosa María Sáinz de Robredo y Alonso de Castro, nacida en Valdenoceda en 1750. Vecinos de La Puente. Este era hijo de:

 

─ Juan de la Garmilla y Alonso de Liado, nacido en el lugar de La Puente en 1717 y casado en 1740 con Francisca López de Brizuela y de Oyos (los padres de la esposa, él de Cigüenza y ella de La Puente, también eran vecinos de dicho lugar). Este era hijo de:

 

─ Joan de la Garmilla y Ruiz de Sedano, nacido en La Puente en 1676 y casado en 1707 con Francisca Alonso de Liado y de Andino, ella vecina de La Puente y sus padres también. Este era hijo de:

 

─ Joan de la Garmilla y de la Lastra, nacido en La Puente en 1656 y casado en 1675 con Francisca Ruíz de Sedano y Fernández de Encinillas, ella vecina de La Puente y sus padres también. Este era hijo de:

 

─ Joan de la Garmilla X, casado con Francisca de la Lastra y Fernández, nacida en La Puente en 1632, hija de Francisco de la Lastra y Casilda Fernández, nacidos en Condado. De Joan solo sabemos que falleció en La Puente en agosto de 1664, cuando su hijo Joan tenía 8 años de edad, y que en el libro de difuntos de la parroquia de Santa María figura como «pobre». Este libro nos dice también que «era vecino de este lugar de La Puente», que «está sepultado en la clave de la capilla mayor del lado del evangelio junto a la pared» y que «no dejó cosa perpetua », pero se omiten otros datos que serían muy valiosos, como a qué edad murió, o su fecha de nacimiento, o de dónde era…

 

Y aquí es donde cambia la pauta. Después de una larga sucesión de Juanes de la Garmilla, todos nacidos en Puentearenas, y acompañados en los libros parroquiales por hermanos, primos, tíos y sobrinos del mismo apellido, llegamos a un largo intervalo de tiempo, entre 1591 (fecha en que empiezan los primeros libros) y 1656 (nacimiento de Joan de la Garmilla y de la Lastra), en el que, al parecer, en dicho pueblo no hay inscripciones de nacimientos, matrimonios o defunciones que nos permitan conocer datos del padre y/o del abuelo de Joan de la Garmilla y de la Lastra , salvo el fallecimiento de su padre, al que yo llamo «Joan de la Garmilla X», porque su segundo apellido es una incógnita, y porque es mi deca-abuelo, o sea el décimo en la sucesión de mis antepasados Garmilla. Los archiveros que me han ayudado en esta investigación afirman que Joan de la Garmilla X tuvo que nacer en otro pueblo, pero no han podido encontrarlo ni en Valdenoceda, ni en Quintana, ni en Condado. Habrá que seguir indagando.

 

Me resultó curioso este matrimonio de dos personas con apellidos de claro origen cántabro, Joan de la Garmilla X y Francisca de la Lastra. «Garmilla» viene de «garma», una palabra cántabra con la que se designa una hondonada en terreno kárstico, y en Cantabria es donde, partiendo de la zona de Ampuero (una localidad de este municipio se llama Las Garmillas), se ha dado este apellido casi con exclusividad a lo largo de los siglos, salvo ramificaciones hacia América y, evidentemente, hacia Valdivielso. Por otra parte, Lastra es un apellido toponímico que los genealogistas sitúan en origen también en Cantabria, partiendo de Laredo, con ramificaciones hacia Trasmiera y la zona pasiega, aunque actualmente esté bastante extendido hacia los principales focos de inmigración de la Península. En consecuencia, ciñéndonos a Valdivielso, la pregunta que me surge es: ¿estamos ante un vínculo entre dos familias cántabras establecidas en el valle, posiblemente pastores o ganaderos, es decir, relacionadas ya por su origen y su modo de ganarse la vida? Desde luego, esto no es más que una hipótesis, y será muy difícil de confirmar, tanto como averiguar si Joan de la Garmilla X fue el primero de nuestra dinastía valdivielsana. Al retroceder más allá de 1600 empiezan a faltar los libros parroquiales y, en lo poco que pueda haberse conservado, las inscripciones resultan cada vez más escuetas, como lo son ya en casi todo el siglo XVII. Lo que llamamos «la noche de los tiempos» empieza a presentirse en esta penumbra. Además, sin conocimientos de paleografía resulta muy difícil la lectura de los documentos, aunque algo voy aprendiendo. Y, como soy más obsesiva que aquellos Joanes que, además de llamarse siempre como su padre, se casaban siempre con señoras que se llamaban como su madre, o sea con Franciscas (cuatro seguidos, si os habéis fijado), pues yo seguiré buscando partidas y leyendo todo lo que caiga en mis manos, hasta que la vista me falle o se agoten todos los documentos disponibles.

 

No obstante, a pesar de todas estas dificultades, el camino resulta ameno. A la luz de mi pobre candil han aparecido algunas relaciones de parentesco muy interesantes. Por ejemplo, me ha encantado saber que soy pariente del teniente coronel Garmilla, sí, de aquel señor que construyó Villa Susana y que, a juicio del consistorio valdivielsano, mereció una calle en Valdenoceda. Resulta que ¡¡¡los dos descendemos de Joan de la Garmilla y Ruíz de Sedano!!!, mi octabuelo, que fue el padre de Pedro de la Garmilla y Alonso de Liado, o sea del tatarabuelo del teniente coronel. Todavía tuvo que pasar una generación más para que, en la segunda mitad del siglo XVIII, esa rama de los Garmilla de Puentearenas emigrara a El Almiñé, que es donde nacerían el abuelo y el padre del teniente coronel don José de la Garmilla y López. Mi línea ascendente se quedó más tiempo en Puentearenas, ya que la emigración a Quecedo en el caso de mi tatarabuelo Benito de la Garmilla se produciría a mediados del siglo XIX. Sin embargo, resulta evidente que todos los Garmilla del valle, tanto los de la margen izquierda, como los de la derecha, descendemos de un tronco común que existió en Puentearenas al menos desde los tiempos de aquel «pobre», y por ahora desconocido, Joan de la Garmilla X.

 

Muchas más cosas podríamos encontrar explorando las ramas que parten de todas y cada una de las cónyuges de los Garmilla. Tenemos por las líneas femeninas apellidos muy interesantes que no se nos han transmitido a causa de las leyes patriarcales, aunque las señoras sean igual de parientes nuestras que ellos, o más. Sin embargo, no me siento con fuerzas para emprender sistemáticamente la ingente tarea de hacer todo el árbol. ¿Sabéis cuántos ascendientes directos suman todas las ramas del árbol retrocediendo hasta la 10ª generación? Pues se trata nada menos que de la suma de los diez primeros términos de una progresión geométrica de razón 2 (tenemos 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos …). La fórmula es Sn = 2•(2n─1), (La n es subíndice la primera y exponente la segunda, lo mismo que el 10 en lo que sigue.). Por lo tanto, S10 = 2•(210─1) = 2•(1024─1) = 2•1023 = 2046 ascendientes que tendríamos en total siguiendo todas las ramas masculinas y femeninas hasta incluir la generación de Joan de la Garmilla X. Siendo esta una cifra tan enorme, renuncio desde ahora a hacer un árbol completo, aunque no a explorar algún caso que me pueda parecer interesante y, por supuesto, estaré encantada de que alguien emprenda la tarea, si desea hacerlo.

 

Por ejemplo, algo que me ha llamado la atención es el hecho de tener como hexabuela a Rosa María Sáinz de Robredo y Alonso de Castro. Siguiendo esa rama encontraríamos un parentesco con los taberneros y comerciantes de Puentearenas, Emeterio y Vicente, con el malogrado héroe Gabriel y, lo mejor de todo, con mi amiga Menchu. Está claro que es cierto lo que se ha dicho más de una vez: que en Valdivielso todos somos parientes, desde cercanos hasta lejanos y lejanísimos, pero parientes al fin y al cabo. El mundo es grande y Valdivielso es pequeño, sí, pequeño pero complicado, un microcosmos formado por un tejido cuyos hilos no paran de entretejerse en una especie de fractal y, cuanto más de cerca lo observamos, más formas y colores vemos.

 

 

Nota: ─ Agradezco de todo corazón a Juanra Seco y a Juan Francisco García la generosidad con que comparten sus valiosas investigaciones genealógicas, sin las cuales yo no habría sabido por dónde empezar esta tarea de búsqueda, o podría haberme perdido a medio camino.

 

 

 

Mertxe García Garmilla